Más vale tarde que nunca, no hay mal que cien años dure, obras son amores y no buenas razones, estas y otras frases hechas podrían venir bien al hecho de que esta ciudad haya tenido que padecer un Pabellón deportivo como el Centro de Tecnificación de Alicante.
Todo empezó en 1995 con la inauguración del CT para el Mundial de Gimnasia Rítmica celebrado en Alicante, hasta entonces uno de los mayores eventos deportivos disputados en la ciudad desde el Mundial de Fútbol de 1982.
El Centro de Tecnificación era un edificio singular, diseñado por el ya fallecido Enric Miralles, tan singular que recibió más de un premio de arquitectura a nivel nacional, tal vez algún experto pueda concretar.
Pero sin duda la singularidad del pabellón estaba dentro, un palacio de deportes donde lo primero que llama la atención era que había...¡Columnas delante de los asientos!...y goteras, pero claro, eso en certámenes de arquitectura no se tiene en cuenta.
Aunque si leemos su función inicial a lo mejor podemos entender algo más:
Macro centro diseñado para la práctica, investigación, experimentación y desarrollo de altos rendimientos. Así lo define la empresa constructora
Por aquel entonces y tras el Mundial de Gimnasia, el pabellón quedó casi en desuso ya que no había ningún club que le diera uso de alto nivel, se celebraban eventos como una eliminatoria de la Liga Mundial de Voleibol, algún que otro concierto con sonoridad terrible, amistosos de baloncesto como aquel Benetton-Pamesa con Danilovic en el equipo italiano, que fue mi primera visita al CT.
En el año 2000, un equipo de baloncesto por fin se acercaba a la élite, y los playoff de ascenso a ACB se disputaron en el CT, aquel mágico 2 de junio de 2000 se metieron hasta 6000 personas creo recordar, cuando el aforo era de unos 4500.
Al año siguiente con el club en ACB, por fin el CT iba a dar servicio a un club de alto nivel, y surgían más problemas de utilidad, no tenía el aforo suficiente para la categoría y se tuvieron que instalar gradas supletorias hasta llegar a lo exigido por la ACB.
A lo largo de los años en ACB ha quedado demostrado que los vestuarios, las duchas, el aire acondicionado (que ha brillado por su ausencia los calurosos partidos de verano), la calefacción (que tanto echamos de menos en los partidos de ULEB), la inclinación de la pista haciendola poco visible desde más de un sitio y más defectos que hemos sufrido los que hemos visitado la instalación durante los 7 años siguientes.
Ha tenido que llegar otro gran evento, el Eurobasket, para que se inviertan 3 millones de euros en al menos hacer más cómoda la estancia en un pabellón que tiene carencias que solo se corregirían con una demolición. Eso sí, estas mejoras las disfrutaremos en LEB.
Más vale tarde que nunca...
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