Esa travesía por el desierto llamada Adecco Oro

Cuando se supo que este año tendríamos al Lucentum en la Adecco Oro todos recibimos la noticia con cierta alegría porque se escenificaba lo que tan bien había ilustrado Luis Castillo con su famosa frase de "prefiero que me corten un brazo a que me maten". Jodidos (perdón por la palabra) pero contentos. Y hasta se desató una cierta ilusión al ver que el club podía tener viabilidad a medio y largo plazo. Era una buena noticia, visto lo visto.

Con la elaboración de una plantilla ilusionante para la categoría se consiguió que la afición respondiera muy positivamente y creo estamos viendo la mayor cantidad de aficionados que ha acudido nunca con el equipo en LEB. 

La ilusión y la necesidad del ascenso está siempre subyacente en la afición, aunque somos conscientes de que eso supone lanzar el órdago definitivo a las instituciones, las empresas y a la sociedad en general para saber si se quiere tener o no un equipo de basket en esta ciudad.

La temporada arrancó con irregularidad. Berrocal se marcha. Llega el "Efecto Perelló". Se acaba la primera vuelta con el equipo dejando una sensación de inconsistencia y lejos de ser un equipo dominante que saque con solvencia los triunfos, sobre todo lejos de Alicante. 

Estamos en enero y es cuando el peso de la Adecco Oro parece que empieza a caer. Una liga de solo 14 equipos. Casi un mes desde el último partido en casa. Cierto apagón mediático producido por la poca información y repercusión que genera la categoría. Se percibe un cierto adormecimiento en el ambiente. 

En los próximos tres partidos, ante Barcelona B, Andorra y Burgos, se va a saber si el equipo mantiene vivo el sueño del ascenso directo o si, por el contrario, nos vemos obligados a olvidarnos de él y a centrarnos en llegar lo mejor posible a los Playoff. Esto último supondría vivir un tramo final de liga regular soporífero, con 10 partidos en los que el equipo no debería tener problemas para acabar la liga entre el 3º o 4º puesto y en los que desde la grada, inconscientemente, ya estaremos casi más pendientes de ver cuando empiezan los Playoff y ese será el momento en que la competición vuelva a cobrar interés.

Ese tramo en el que el equipo tiene gestionarse bien para que los jugadores lleguen condiciones óptimas al momento decisivo pero sin descuidarse porque sabemos que en esta liga todos los equipos te pueden sorprender si no estás centrado desde el minuto 1. Importante trabajo para Perelló y su equipo, mantener la intensidad y la motivación del día a día, a la par que prepararse para unos posibles Playoff.

No se trata de prepotencia ni de creernos por encima de nadie ni de menospreciar la categoría ni a los rivales. De hecho, el equipo no está en condiciones de sacar mucho pecho. Pero estas sensaciones son las que recuerdo de otros años en LEB, en las que las semanas y los partidos se suceden a la espera de que llegue la hora de la verdad. En ACB, cuando luchas por no descender, sabes que cada partido es una final, y no suele haber fases en las que, relativamente, tengas poco en juego.

Al fin y al cabo el Lucentum se marca el objetivo del ascenso. Temporada a temporada en Adecco Oro será así, con lo que cada año sin conseguir el ascenso será una temporada de objetivo incumplido y en eso consiste la travesía por la Adecco Oro. Pero en Alicante ya sabemos de esto y tenemos que disfrutar de cada partido y no pensar nunca en abandonar ahora al Lucentum.  Ojalá la travesía sea corta.

Lo que intento transmitir en esta entrada es mi sensación personal, que tal vez no comparta mucha gente, pero a pesar de todo ya estoy con unas ganas locas de volver a ir al CT a ver al Lucentum. Con la ilusión de siempre y con la esperanza de que pronto volveremos a la ACB. Hay que intentar siempre sacar lo bueno de esta competición y disfrutar del basket y del Lucentum.

#VamosLucentum