Diciembre de 2003. El Lucentum (Etosa Alicante) vivía sus peores momentos en la ACB bajo la dirección de Luis Casimiro. Un equipo con jugadores de la talla de Berni, Lucio, Oriol, Iñaki o Lou Roe se arrastraba por la liga y por la ULEB.
Un desquiciado Casimiro apartaba a Oriol Junyent de la dinámica del equipo e incorporaba a DeMarco Johnson o a Johnny Taylor en un cúmulo de despropósitos que acabaron con su destitución. Tras un periodo de interinidad de Alfredo García, el club apostó por la llegada de Trifón Poch, que hasta entonces había sido técnico de Girona durante muchas temporadas.
Trifón lograba su primer triunfo en la Copa ULEB, después de casi dos meses sin conocer la victoria. Aún tardaría, sin embargo, en coger ritmo el equipo. Tres derrotas ligueras sufrió el equipo antes de empezar aquella segunda vuelta inolvidable.
El panorama era complicado. La primera vuelta acababa con 2-15 en el casillero y en el Diario Información tildaban de 'Misión casi imposible' el alcanzar la salvación. A falta de una jornada para el final de la primera vuelta, hablaban de que el equipo debería lograr 9 triunfos en 18 partidos para alcanzar la cifra de 11 partidos que era la media para lograr la salvación.
Pues bien, el equipo no solo logró ganar 9 partidos si no que venció en 12 partidos, incluyendo la serie final de 8 triunfos en los últimos 9 partidos de liga. INOLVIDABLE.
La clave era creer. Y Trifón Poch desde el comienzo siempre se mostraba confiado en que se podía lograr el milagro. El equipo empezaba a ganar confianza. La llegada de Quincy y Pepe Sánchez dieron una gran solidez al equipo y la recuperación de la mejor versión de Lucio, Berni o el propio Oriol convirtieron a aquel equipo en imbatible.
Todo iba viento en popa. El Etosa encadenó tres triunfos que le hicieron abandonar el farolillo rojo de la clasificación. Llegaba entonces un duelo clave ante Caprabo Lleida que acabó con una recordada polémica arbitral
Tras aquella derrota ante Lleida el calendario se complicaba y el equipo de Trifón Poch cayó de manera consecutiva ante Pamesa, TAU y Barcelona, complicándose hasta el extremo la salvación ya que el equipo se quedaba a 4 triunfos de la permanencia.
Faltaban nueve partidos y empezaba el tiempo de los milagros. Y la remontada final empezó con un triunfo en Murcia, con el mayor desplazamiento de aficionados de la historia del club. Los que estuvimos allí no podremos olvidar cómo el Palacio de los Deportes tenía más aficionados del Lucentum que del propio Murcia.
El equipo seguía haciendo historia. La dinámica de resultados del equipo nos convertían en uno de los mejores equipos de la liga en la segunda vuelta. El sueño continuaba, pero los momentos más épicos estaban por llegar.
Como decíamos, los momentos más épicos estaban por llegar. El margen de error estaba agotado y quedan muchos y difíciles rivales a los que ganar.
Inolvidable aquel triunfo contra Estudiantes con aquellos tiros libres decisivos de Héctor García a falta de 1 décima para el final. ¿Qué habría pasado si no señalan aquella falta?
Llegaba la hora de la verdad. Dos sufridísimos triunfos en casa ante Fuenlabrada y Real Madrid deberían haber sido suficientes para salvar la categoría, pero el equipo fuenlabreño se aferró también a la liga y consiguió obligar al Etosa Alicante a vencer en Málaga en la última jornada si queríamos salvar la categoría. Sufrimiento hasta el final.
En la última jornada el equipo no falló y ganó en Málaga logrando culminar un milagro que tuvo como protagonista a Trifón Poch, que al finalizar ese partido dejó una frase que refleja perfectamente lo que todos los aficionados del Lucentum pensamos de aquella temporada.
Aquella temporada fue un cuento con final feliz, aunque el sueño continuaría durante una temporada más con aquella inolvidable temporada 2004-05 donde el equipo firmó el mejor año de la historia del club, pero eso ya es otra historia.
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