Ayer se cumplieron 10 años de la mayor invasión de aficionados del Lucentum para ver un partido lejos de Alicante.
Hablamos de la inolvidable temporada 2003-04, la del lamentable arranque de temporada con Casimiro y la de la milagrosa salvación de la mano de Trifón Poch. Corría el mes de marzo, faltaban ocho jornadas para el final de temporada y el equipo estaba a tres victorias del Fuenlabrada, equipo que marcaba la salvación.
Tocaba visitar al colista Polaris World Murcia y no había margen de error. El equipo ilusionaba y la gente creía en el milagro. Y así se demostró con un desplazamiento masivo a Murcia. Cuatro autobuses partieron del Centro de Tecnificación y cientos de coches particulares viajaron aquella tarde a apoyar al equpo en Murcia. Unos 1500 alicantinos convirtieron el Palacio de los Deportes de Murcia en una subsede del Centro de Tecnificación. Era impresionante ver cómo en todas las gradas ondeaban bufandas del Lucentum celebrando la victoria.
De aquella jornada recuerdo el gran ambiente en los aledaños del Palacio. Aficionados alicantinos a centenares. Un chiringuito repartiendo unas cocas y refrescos. Muy buen ambiente. También tengo en la retina el emotivo minuto de silencio que se guardó como recuerdo a las víctimas del atentado del 11-M, uno de los más respetados que he vivido nunca. Recuerdo como se escuchó el ruido del cambio de publicidad en las vallas que rodeaban la cancha.
El partido no fue cómodo. El equipo murciano se llegaba a acercar en el marcador y no fue hasta los instantes finales cuando la afición pudo celebrar el triunfo final.
Tras la ovación final, el equipo se dirigió a la grada donde estaban los aficionados del Lucentum portando un lema "Gracias, afición".
Fue uno de los muchos momentos inolvidables que nos ha dejado la historia del Lucentum.
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