El HLA Alicante volvió a caer derrotado ayer y se despide de las remotas opciones que existían de alcanzar los Playoff. El equipo se mantuvo en partido y compitió hasta los últimos minutos, en los que, una vez más, no fue capaz de cerrar un triunfo que habría mantenido vivas las opciones de llegar a entrar en Playoff.
Tras la derrota de ayer, al equipo le queda una 'penitencia' de tres jornadas en las que no queda nada en juego. El epílogo de la temporada se compone de un duelo ante un Huesca descendido hace semanas, una visita al Palencia de Rivero que se estará jugando el factor cancha y, finalmente, cerrar la temporada recibiendo al Girona de un Marc Gasol que, de momento, es duda para el próximo partido. Un estrambote para alargar una temporada para olvidar, por los contratiempos y por la falta de conexión entre equipo y afición.
Este tramo final de liga en el que la sucesión de lesiones ha condicionado mucho al equipo sirve como atenuante a la hora de hacer una valoración demasiado crítica de la temporada. Es cierto que no sabremos que habría sucedido en este final de temporada si el equipo hubiera tenido a sus integrantes en condiciones de jugar, pero también es evidente que no podemos ponernos una venda en los ojos y hacer que esta acumulación de lesiones nos haga olvidar que cuando el equipo estaba en mejores condiciones tampoco ofreció nunca una regularidad y una consistencia suficiente como para estar en la zona más alta de la tabla.
Hemos pasado de la mala suerte de perder finales apretados al inicio de liga a la dificultad para acoplar a un equipo totalmente nuevo a los sistemas del entrenador. También hemos tenido a un Justin Pitts que llegó para dar un salto diferencial al equipo pero que acabó desequilibrando al conjunto en la posición de base. Se marchó Gerel Simmons. Pitts dio la espantada y se incorporó a un Obbie Trotter que está muy lejos de tener el nivel exigido para la competición. Entre medias regresaba Alex Galán desde la ACB para reforzar el juego interior pero ha estado lejos de llegar a ser lo que vimos de él en temporadas anteriores. Y la traca final vino con la concatenación de lesiones que han mermado al equipo en el tramo final de liga.
Con la gris sensación que nos ha dado el equipo toda la temporada es complicado hacer una valoración objetiva sobre donde han estado los males del equipo. Al final, es un todo. Desde jugadores que no han respondido a lo que se esperaba hasta unos desaciertos a la hora de las incorporaciones, pasando por un cuerpo técnico que no ha sabido dotar de un sello propio al equipo en ningún momento de la temporada. Que cada uno ponga el porcentaje de culpa a cada estamento. Para los aficionados no es tan importante el señalar a un culpable como que el club sepa identificar en qué se tiene que mejorar para que el año que viene no se repitan las cosas que no han funcionado esta temporada.
Entiendo que el nuevo director deportivo ya estará hace semanas con muchos papeles en la mesa para definir la hoja de ruta que va a tener el club a partir de la próxima temporada.
Para bien y para mal, el baloncesto en este nivel de LEB Oro te permite resetear cada temporada. Así que lo que hay que hacer es un buen análisis y diagnóstico de lo que ha sucedido y construir un nuevo proyecto que devuelva la ilusión a la grada.
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