Foto: JOSE FCO. MARTÍNEZ |
No pudo ser. El Lucentum no pudo tener el final soñado de temporada celebrando un ascenso en un Centro de Tecnificación abarrotado. Pero en el Lucentum estamos acostumbrados a que las cosas no sean fáciles. Nunca lo han sido. También estamos acostumbrados a conseguir cosas que nadie espera. Así que nadie nos dé por muertos, al menos de momento.
La eliminatoria está siendo un tobogán. Alternamos partidos igualados con otros que se deciden con claridad. Ayer nos pudo la ansiedad y el gran ambiente se nos pudo volver en contra. A eso hay que sumar el gran partido de Andorra. Su defensa nos desarboló totalmente. Ayer cerraban bien la pintura y también llegaban bien a las ayudas para evitar tiros cómodos de nuestros exteriores.
En el partido de ayer vimos que el equipo perdía muchos enteros sin Coppenrath en la pista. Sus dos personales rápidas trastocaron el partido. Hacía varios partidos que no salía de titular, ya que Perelló apostaba por Middleton para esos primeros minutos y ayer cometió dos faltas enseguida y eso hizo que el Lucentum perdiera toda referencia interior.
La falta de ideas hizo que el único recurso del equipo fueran tiros exteriores, generalmente mal seleccionados, a lo que se sumaban precipitaciones, debilidad en el rebote y desacierto bajo el aro. Toda esta ecuación no podía dar otro resultado que no fuera una clara derrota. La mayor derrota sufrida esta temporada en el Centro de Tecnificación.
El Lucentum se la jugará en Andorra, el jueves a las 21:00 ante un ambiente totalmente hostil. Será la primera vez que el Lucentum se juegue un ascenso como visitante, ya que el de Fuenlabrada se puede considerar que era casi local, con más de 1000 alicantinos en las gradas.
Se ha perdido el favoritismo. Andorra podrá recuperar, tal vez, a Dani Pérez y a Safford. Tocará apelar a la épica.
Hasta ayer hemos hablado del #EspirituLucentum2000. Para este jueves me acuerdo casi más de aquella mítica remontada de 2003-04 que culminaba en la cancha del Unicaja, con todo en contra y donde el Lucentum conseguía el milagro.
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