El tiempo corre inexorablemente. Para lo bueno y para lo malo. Hace ya seis meses desde que el Diario Información publicaba un titular que era el inicio de la pesadilla que acabó obligando al Lucentum a renunciar a hacer efectivo el ascenso a la ACB y a verse abocado a jugar en Primera Nacional tras veinte años de historia en la élite. Arrancaba la travesía por el desierto.
Durante casi dos meses el club se debatió entre la posibilidad de salir en Adecco Oro, en Plata, en EBA o incluso abordar la disolución de la entidad. El acuerdo con los acreedores sellado ante el juez 'obligaba' al club a seguir existiendo para que la quita conseguida en el convenio de acreedores pueda seguir siendo efectiva y la deuda a pagar se viera reducida de manera considerable.
Finalmente hubo un relevo en la directiva y se decidió por crear un proyecto deportivo desde Primera Nacional y manteniendo la base, mientras que por parte del accionista mayoritario se iba haciendo frente a los pagos acordados tras el concurso de acreedores. Y en esta situación nos encontramos.
Deportivamente, la Primera Nacional despierta un interés limitado, a pesar de que el club ha mantenido un respaldo importante en las gradas, teniendo en cuenta la categoría. El equipo tiene una plantilla que se está imponiendo con cierta claridad a sus rivales y el equipo está teniendo una primera fase bastante tranquila. Es probable que cuando lleguen las siguientes fases se pueda despertar mayor interés, con partidos más igualados y con mayor tensión al reducirse el margen de error y al estar en juego ya el ascenso deportivo.
Si todo discurre por cauces normales, el Lucentum jugará el año que viene en EBA. El mejor camino para conseguirlo es luchar por la plaza de ascenso que está en juego en la competición. Pero no va a resultar sencillo, pues solo asciende un equipo de 24 y en la fase final cualquier desliz te puede dejar fuera. El camino alternativo es el de los despachos. Como cada año habrán equipos que no puedan ascender, otros que se ven obligados a renunciar y también existe la posibilidad de que la FEB reestructure las categorías. Ahora mismo solo 10 equipos disputan la EBA en el grupo valenciano-murciano. No sería descartable que pudiera ampliarse. Pero bueno, todo esto tiene que llegar. Lo primero, lo mejor y lo más bonito sería lograr el ascenso porque nos lo merecemos en la cancha.
El presidente del Lucentum apuntaba hace unas semanas que el objetivo del club era estar en LEB Oro dentro de cuatro años. Creo que es un objetivo razonable. Estamos en unos años en los que la organización de las competiciones nacionales va a cambiar sí o sí. Tanto la ACB como las competiciones FEB están viviendo sus peores momentos, tanto en interés mediático, como en rentabilidad o capacidad de generar recursos.
La ACB está en pleno proceso de relevo en su cúpula ejecutiva. Además, han abierto ellos mismos una vía de cambio mediante unas jornadas de trabajo con medios de comunicación, patrocinadores, jugadores... con la intención de recabar propuestas para mejorar un modelo en claro declive.
Tenemos una ACB sobre la que pesa un gran problema de rentabilidad. Un informe emitido por el CSD (más informe) apuntaba datos bastante negativos sobre la situación y las perspectivas financieras de la ACB.
Deportivamente, la ACB se ha convertido en una competición cerrada, en la que nadie va a aportar un canon de más de tres millones de euros a fondo perdido a una asociación que no ofrece ningún beneficio. Teniendo una competición cerrada que incluye a un club como CB Valladolid, que salió de un concurso de acreedores y que siguió acumulando deuda, que arrastra en los últimos años unos enorme problemas económicos y que este mismo año compuso su plantilla a pocas fechas del arranque liguero.
Las competiciones FEB son el otro escalón que separa al Lucentum de la ACB. La Adecco Oro y la Adecco Plata son competiciones que van perdiendo interés, repercusión y rentabilidad a medida que avanzan los años y que los equipos no pueden ascender o descender en función de sus resultados deportivos. En un lustro se ha pasado de 54 equipos en categorías FEB a solo 27 equipos.
Los próximos años serán claves para ver el rumbo del baloncesto nacional. Mientras no se establezca un sistema que rompa la infranqueable barrera que hay entre ACB y LEB y mientras no se consiga crear una estructura de competiciones coherente, competitiva y razonable, el baloncesto sigue abocado a la decadencia a nivel de competición nacional.
Al Lucentum le ha 'tocado' asistir a esta época desde la distancia deportiva que le otorga el estar en Primera Nacional. Habrá que ver en estos años que tardará el club en regresar a la élite qué es lo que cambia y con qué estructura se encontrará entonces. No sería nada descartable que dentro de cuatro años haya algún escalón menos entre EBA y Adecco Oro.
Todo esto suponiendo que el club consiga estabilizarse institucionalmente y que se diseñe un proyecto de viabilidad a medio plazo, de forma que el club no se convierta en un ente que se mantiene artificialmente con vida para poder satisfacer los pagos de la deuda contraída sin mayor perspectiva a nivel deportivo, lo cual sería un absoluto sinsentido.
Para cuando el Lucentum vuelva a levantar cabeza habrá que ver si es capaz de reenganchar a la afición al baloncesto de Alicante. No será una misión nada fácil. De momento, se ha conseguido algo que era complicado y es mantener a una media de 300-400 personas en las gradas en la liga regular de Primera Nacional. Esa es la base para empezar a crecer, pero para eso se tiene que transmitir desde el club una forma de hacer las cosas que haga que la gente vuelva a creer que un Lucentum en la élite es posible.
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