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03 abril 2019

INFORME | De Víctor Baldo a Chumi Ortega, el valor de los intangibles en la historia del Lucentum


Cuando preguntamos a la afición para que elija al mejor jugador de la historia del Lucentum, siempre vienen a la mente Lou Roe, Larry Lewis, Pablo Prigioni, Perasovic... jugadores que fueron estrellas que firmaron grandes números con el equipo y que fue un lujo poder disfrutarlos con nuestra camiseta.

A lo largo de la historia del Lucentum son muchos también los jugadores que han dejado huella en la afición, y no tanto por su aportación en términos estadísticos, si no por su actitud, su trabajo, y su aportación a otras facetas menos vistosas del baloncesto. La defensa, la intensidad y el compromiso siempre han sido bien valorados por la grada alicantina.

En este artículo quiero hacer un breve repaso a algunos de esos jugadores destacados en aspectos intangibles que han pasado y brillado en el Lucentum desde aquel primer ascenso a ACB en el año 2000. Seguramente no estén todos los que son, pero si que son todos los que están.

No se trata de comparar unos con otros porque cada jugador compitió en etapas, e incluso en categorías diferentes, aunque creo que sí que representan el tipo de jugador que cala en una afición más allá de los simples datos estadísticos.

Son jugadores que no suelen atraer los focos ni los titulares pero que son y han sido imprescindibles para los éxitos del Lucentum a lo largo de toda su historia.

Víctor Baldo



El pívot argentino llegaba a Alicante la temporada 2001-02 de la mano de Julio Lamas para jugar en LEB con el Lucentum. Formó una rocosa pareja interior con Anthony Douglas y ayudó mucho a lograr el ascenso, mejorando mucho sus prestaciones en las eliminatorias, llegando a promediar en Playoff hasta 4 rebotes ofensivos por partido, a pesar de sus escasos 2.02 metros. 

Tras el ascenso, continúo en el proyecto ACB del Lucentum y se convirtió en el mejor sexto hombre el equipo. No fue nunca titular aquel año, pero su trabajo y su oficio le convirtió en el tercer mejor reboteador del equipo. Su peleó de tú a tú con jugadores mucho más grandes y su garra caló y sigue siendo un jugador recordado por la afición alicantina.

Tras su marcha de Alicante, fichó por Gran Canaria, club con el que compitió durante 5 temporadas y donde volvió a ganarse a la afición gracias a su trabajo y buen hacer en la cancha. Finalmente tuvo un paso por LEB Oro con Valladolid, con el que ascendió y volvió a jugar en ACB, ya con menos relevancia.



Mario Stojic



El alero croata llegaba con apenas 23 años llegaba a Alicante cedido desde la Benetton para cubrir la baja del decepcionante Fabrizio Ambrassa. Pronto se ganó la confianza de Julio Lamas y se convirtió en pieza clave de aquel gran año en ACB. Su labor defensiva, su intensidad y su potencial aun se recuerdan. Aquel año era capaz de anular a los mejores aleros de la liga. Bodiroga, Herrmann o Mrsic naufragaron ante la defensa de Stojic. No era vistoso, pero su trabajo era vital para el equipo. 

Tras aquel gran año se marchó al Real Madrid de la mano de Julio Lamas, donde estuvo dos temporadas antes de llegar a Menorca para vivir sus mejores años como profesional. En 2009 regresaba a Alicante para jugar las últimas tres temporadas ACB del Lucentum, en las que ya fue algo de más a menos y  no llegó a ser tan determinante como aquel primer año en Alicante.

Lucio Angulo



Angulo quizá haya sido el mejor alero que ha pasado por alicantino. El alero maño era de esos jugadores que sumaban en muchas facetas, que pelean cada balón, que incomodan a los atacantes. Llegó a Alicante en un momento álgido de su carrera, desde el Real Madrid y ofreció en Alicante cuatro temporadas de máximo nivel en ACB. Angulo era pura energía y, aunque no era de irse a picos altos de valoración, cuando uno miraba las estadísticas de final de temporada podía ver su regularidad y su fiabilidad a lo largo de todo el tiempo que estuvo en Alicante. Y seguro que muchos aleros rivales le recuerdan.

Le tocó vivir el último descenso deportivo del Lucentum en 2007 y también siguió en el equipo la temporada 2007-08 en LEB Oro, quedando a las puertas del ascenso en aquella decepcionante final a Cuatro de Cáceres. Curiosamente, fue en Cáceres donde militó las tres últimas temporadas de su carrera deportiva.


Iñaki De Miguel



El pívot madrileño llegaba la temporada 2003-04 como uno de los fichajes estrella de aquel Etosa Alicante. Suponía el regreso a España después de una etapa en Grecia. En Alicante compitió tres temporadas ganando protagonismo con el paso de los años. Su etapa en Alicante le hizo recibir ofertas interesantes como la que le hizo marcharse a Unicaja. 

No era un pívot anotador pero era eficaz e inteligente en sus acciones cerca de aro. A nivel defensivo era un muro casi infranqueable ante rivales potentes. Era habitual verle forzar repetidas faltas en ataque a sus rivales. Sus ayudas, rebotes, intensidad hacían que sus intangibles fueran más allá de los números reflejados en la frías estadísticas. Uno de los mejores pívots que han pasado por Alicante. 

Tras su marcha de Alicante militó dos temporadas en Unicaja y otras dos en Caja San Fernando ya lejos del nivel exhibido en Alicante. En el tramo final de su carrera deportiva compitió en el filial del Real Madrid en LEB Plata y luego en Las Rozas, antes de tener un fugaz paso final por el Lucentum la temporada 2010-11 ante el cúmulo de lesiones que acumuló el equipo.


Carlos Cazorla


El jugador canario llegaba al Lucentum la temporada 2008-09 con el objetivo de ayudar al ascenso del equipo a la ACB. Cazorla era un jugador contrastado en ACB, de hecho, aquella temporada fue la única que no jugó en ACB. 

Un jugador de equipo, con mayúsculas. Fue importante en aquel ascenso y luego siguió en el equiop alicantino durante dos temporadas más en ACB. En su última temporada ayudó mucho a la permanencia y valga como ejemplo este artículo que apuntaba que en cuatro triunfo de aquel  Meridiano Alicante. En cuatro partidos jugó 61 minutos y solo hizo un lanzamiento a canasta. El colmo de los intangibles. En el año de LEB tuvo más relevancia estadística, pero tras su regreso a ACB con Alicante su rol fue de marcado corte defensivo y llevó al máximo el concepto de los intangibles, bajando su valoración al mínimo, pero siendo importante siempre para el equipo.



Ben Dewar


El alero norteamericano es otro de esos jugadores que han debutado en España de la mano del Lucentum. Su paso por Alicante coincidió con el último año del equipo en ACB y fue pieza imporante en aquella temporada marcada por los éxitos deportivos (Copa y Playoff) y por la decepción que supuso el descenso por motivos económicos. Dewar era un jugador inteligente en la cancha, que aportaba intensidad y seriedad en defensa y que no abusaba del protagonismo a nivel ofensivo. Su oficio y compromiso le brindó la ocasión de seguir tres temporadas más en ACB con Obradoiro y Manresa antes de regresar a la liga francesa de la mano del Cholet.

Romà Bas



El alero de Xàbia llegaba al Lucentum la temporada 2012-13. Su compromiso en la cancha y la eficacia de su juego se ganó el respeto de la afición. Un jugador que se entregaba en cada partido. Capaz de ser importante ofensivamente en algún partido, pero su trabajo más oscuro era igual de importante en otras ocasiones. En una temporada donde el equipo estaba lleno de jugadores de gran renombre (Rivero, Rejón, Coppenrath, Fernández, Huertas...) su labor emergió con luz propia. Y para muestra solo tenemos que ver la fructífera y larga trayectoria que, todavía hoy, lleva en LEB Oro.



Guillermo Rejón



No podemos dejar de incluir a Guillermo Rejón en este artículo. En sus cuatro etapas en el Lucentum se convirtió en el jugador que más veces ha vestido la camiseta del Lucentum. Su último regreso a Alicante, para jugar en LEB Plata fue el punto de inflexión de esta etapa que vive el Lucentum. En la primera parte de su trayectoria destacó siempre por ser un jugador que aportaba intensidad y trabajo en la cancha. 

Sus números no fueron brillantes en su etapa ACB pero tanto en Alicante como en Valladolid dejó huella. Regresó a Alicante para lograr un nuevo ascenso en 2009.. y volvió a hacerlo en 2012-13, ya en un rol más protagonista, al igual que lo fue en su última etapa en LEB Oro. Su último año en Alicante fue referencia en LEB Plata aportando en multitud de facetas. Jugador de carácter y compromiso que es ejemplo de jugador de equipo.


Joan Pardina


Llegamos a nuestra temporada de debut en LEB Plata para rescatar la figura de Joan Pardina. Un jugador que llegaba desde EBA y que en ese año mostró una línea de crecimiento basada en el compromiso con el equipo y en la seriedad en la pista. Un jugador que hacía lo que tenía que hacer, con eficacia y con inteligencia. Jugador completo, capaz de anotar con buenos porcentajes y selecciones de tiro y también capaz de sumar rebotes, recuperaciones y seriedad defensiva. Sus 2.02 le convertían en un alero difícil de defender y capaz de imponer su físico a aleros más pequeños. Su buen año en Alicante le abrió las puertas de LEB Oro, donde debutó con Huesca, antes de lograr un ascenso ACB con GBC. Se convierte en 2017 en jugador ACB, para llegar este año a Granada donde es pieza clave del conjunto granadino y donde ha ampliado su contrato para las dos próximas temporadas. Un jugador de esos que uno siempre quiere en su equipo.

Nacho Díaz


Hablar de Nacho es hablar de un jugador de equipo.  Tras una larga trayectoria en EBA llegaba a Plata de la mano de Alcázar y tras un buen debut llegó a Alicante con el aval de David Varela. Un jugador que no es vistoso en el ataque pero que no rehuye ningún tipo de choque. Capaz de pelear de tú a tú en el poste con jugadores que le superan en físico. Siempre atento en la ayuda del rebote y capaz de sumar en muchos aspectos. En muchas ocasiones tiene partidos en los que no destaca aparentemente pero luego miras su estadística y ha sumado en casi todas las facetas. 

Chumi Ortega



El alero murciano se ha convertido, sobre todo en esta segunda fase, en el especialista defensivo que usa Pedro Rivero para bloquear a las referencias rivales. Chumi está siendo un jugador que levanta a la afición de sus asientos gracias a la intensidad que muestra en los minutos que está en la cancha. Un jugador que cumple el rol que le encomienda el entrenador en cada momento. Es llamativo ver como han bajado mucho sus números en esta segunda fase, justo cuando más importante está siendo su papel defendiendo a jugadores rivales. Sacrificio por el equipo. Compromiso. Chumi, siempre en mi equipo.

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