Foto: Jose Fco. Martínez |
El HLA Alicante cayó derrotado ante UEMC Real Valladolid por 57-78 realizando el peor partido de la temporada y siendo absolutamente incapaz de poner oposición a un rival que pasó por encima del equipo dirigido por Gonzalo García de Vitoria a base de intensidad defensiva e ideas claras en ataque.
La temporada del equipo alicantino ha estado siempre marcada por la irregularidad, alternando derrotas y malos partidos con otros en los que había mejores sensaciones. Durante mucha parte de la temporada se habló de tiempo de adaptación para un entrenador y un equipo nuevo. Luego se habló de que los parones por COVID comprimieron el calendario y rompieron el ritmo. Los cambios en la plantilla también salieron a la palestra hace pocas semanas...
Lo de las excusas está bien, pero estoy seguro que muchos de nuestros rivales también tendrían una buena ristra de excusas e incidencias. Con lo que no vale con eso. Ahí tenemos, por ejemplo, a un Oviedo al que se le lesionaba un jugador como Marc Martí en la jornada 3, tuvieron que cortar a su americano Kostecka, se marchó su estrella Harald Frey... Sufrieron entonces una crisis de resultados que han revertido para volver a estar arriba gracias a una gran labor técnica y al acierto en nuevas incorporaciones. Y así seguro que podríamos tener una larga lista de equipos que han tenido problemas, como un Palencia que tuvo que jugar ocho partidos en un mes y que ahí sigue arriba.
El tema de los movimientos de la plantilla en el HLA Alicante este año ha sido un poco caótico. Empezando por la llegada de un Justin Pitts que obligó a redefinir la estructura del juego a pocos días del inicio de liga. Un Pitts que no llegó a ser una sombra del que fue. Hemos tenido a un Walter Junior al que no se le dio minutos y que ahora en LEB Plata vuelve a dominar. Llegó un Alex Galán que está hiperactivo en su juego y no acaba de encontrar su espacio. Se marchó Simmons y llegó un Hearst que tras el impacto inicial ha ido de más a menos. Pitts se marchó sobre la bocina y se incorpora a un Trotter que no ha participado apenas en el juego. Es evidente que este año no se ha tenido el acierto de temporadas anteriores y eso se refleja en el juego de un equipo incapaz de dar un giro a la dinámica de toda la temporada.
La cuestión es que cuando quedan solo 6 jornadas para el final de la temporada, ayer vimos a un equipo sin alma y sin recursos en la cancha para salir del dominio que impuso el Real Valladolid de Paco García. Es muy preocupante que estas carencias se vean a mediados de abril y evidencia que la situación del equipo es complicada de cara a alcanzar los Playoff. Es complicada más por sensaciones que por resultados, ya que al fin y al cabo el equipo está a solo un partido del noveno puesto.
Tras la derrota de ayer se podían leer diversas críticas en respuesta al tuit del club con el resultado final. Evidentemente, todos sabemos que las redes sociales no son el mejor termómetro y que hay opiniones que salen del calentón del momento. Sin embargo, sí que se pueden extraer ideas que se repiten (y no solo tras esta derrota) entre aficionados habituales del equipo. Una frase repetida es "¡Qué ganas de que se acabe esta temporada!", también se ha leído y oído muchas veces aquello de "no jugamos a nada". Tras el partido de ayer, a más de un aficionado le cuesta recordar otro partido tan malo del Lucentum como local.
Si vamos a la crónica del partido en el Diario Información, ya solo en los dos primeros párrafos encontramos muchos términos para describir lo de anoche: "peor partido de la temporada", "lamentable encuentro", "preocupante y desconcertante imagen", "ataque deficiente", "defensa carente de intensidad", "sin ideas", "inoperancia", "desastre", "segundo acto lamentable en el que el Valladolid bailaba al Lucentum".
Faltan seis jornadas y las opciones de Playoff están presentes. La liga está abierta y el equipo tiene capacidad para sacar partidos. Lo que está claro es que con la vitola de 'tenemos equipo para estar en Playoff' no vale. Hace falta mejor actitud y también más recursos para no depender de los días de inspiración de Pilepic, Matulionis o Hearst.
Cuando acabe la temporada será el momento de pensar en el futuro. Nadie puede poner en cuestión la profesionalidad, las ganas de hacerlo bien y la implicación del cuerpo técnico, pero lo cierto es que este año no se ha conseguido transmitir a la grada. La gente no ve en el equipo ese espíritu o ese sello que lo hace diferencial y cuesta mucho sacar de la frialdad a las gradas con el juego que se está ofreciendo, sea por la circunstancia que sea. Imagino que el club, con su nuevo director deportivo al frente, empezará pronto a definir las líneas del nuevo proyecto y seguramente tendrán muchas cosas que analizar a la hora de poner las bases de lo que pretende ser un proyecto ambicioso y que enganche.
Ojalá los resultados consigan hacer que este artículo pierda su razón de ser y que el equipo se meta en Playoff y nos haga disfrutar y soñar con llegar a la Final Four. Sería buena señal. Es lo que estamos deseando todos esta temporda, a pesar de que se pueda conseguir sin hacer un juego que enganche. Supongo que, a veces, los seguidores pedimos mucho. Nos gusta ganar, pero también nos gusta que se juegue un buen baloncesto y que nuestro equipo se deje la piel en la cancha.
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