Cada día se van leyendo noticias y declaraciones desde todos los estamentos en relación al futuro de las competiciones.
El último comunicado ha sido emitido por la ACB. Los 18 clubes han mantenido una reunión en la que han evaluado la situación del periodo de suspensión temporal. Antonio Marín, presidente de la ACB ha mostrado en nombre de todos los clubes “el profundo dolor por los estragos de esta terrible pandemia. Acompañamos en el sentimiento a las familias que lo están sufriendo y que no pueden despedirse de sus seres queridos”.
A nivel deportivo “el objetivo de reanudar la competición se mantiene intacto y analizaremos junto a nuestros clubes la mejor manera de conseguirlo, asegurando siempre la salud de todos los participantes”.
Sin embargo, si escuchamos las opiniones en clubes FEB, hay casi total unanimidad en la dificultad que supone el pensar en que la liga pueda completarse. En el entorno de jugadores y entrenadores, se entremezcla la ilusión y las ganas por volver a los entrenamientos y a las canchas, con el realismo de la desalentadora situación que se sigue viviendo y que no inspira confianza en que los plazos vayan a ser cortos.
La ACB tiene un mayor peso mediático, mayor potencial económico y también unos intereses publicitarios y televisivos que pueden hacer pensar que tengan más interés en que pueda completarse la competición.
Garbajosa hablaba de que había que mantener la pirámide de las competiciones. Pero en este sentido habrá que mirar hacia la ACB. Si finalmente se cancelara la temporada ¿habría descensos?. Si la ACB decidiera que no hay descensos, ¿Qué haría la FEB?...
El realismo nos hace pensar en lo complicado que es que la reactivación de la actividades vuelvan a retomarse. Además, en el momento en que el país empiece a retomar el pulso lo hará de forma paulatina, y parece lógico pensar que las actividades deportivas no serán prioritarias en esa reactivación. Impensable parece también volver a ver gradas llenas o eventos multitudinarios a corto-medio plazo. Si vuelve el deporte lo hará, probablemente, con gradas vacías. Todo esto sin hablar de lo complicado que será el regreso de los jugadores que han regresado a países donde la crisis sanitaria está todavía en fases iniciales y con perspectiva de empeorar.
Al final, aquí tenemos a la FEB preocupada por las posibles reclamaciones judiciales si se toman decisiones en los despachos, a la ACB apurando opciones, a la casi totalidad de clubes LEB Oro sumidos en ERTEs, a los jugadores en sus casas sin poder entrenar...
La pregunta es: ¿Realmente alguien ve posible que la LEB Oro vaya a poder continuar?
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