En estos días se cumple un año desde que la pandemia nos cambiara la vida a todos. La LEB Oro celebraba su jornada 24 el fin de semana del 6 al 8 de marzo sin que supiéramos que iba a ser la última. Ese domingo se disputaba en Palma el último partido de la temporada.
Vamos a hacer un repaso a todo lo que ha sucedido en la LEB Oro desde entonces:
MARZO 2020:
La semana del 9 al 14 de marzo precipitó todos los acontecimientos. En el blog publicaba un análisis de la emocionante lucha por la permanencia en la que llegué a hablar del efecto de los partidos a puerta cerrada (iluso de mí) tras los primeros anuncios de que esa jornada 25 iba a ser a puerta cerrada. Ese mismo día 11 la FEB suspendía todos los partidos de sus competiciones durante dos jornadas.
Los clubes iban anunciando que hacían ERTEs y la continuidad de la competición se hacía cada vez más complicada.
ABRIL 2020:
La FEB seguía sin anunciar la cancelación definitiva de la liga mientras que el Gobierno prorrogaba el estado de alarma hasta el 26 de abril, lo que dejaba a la LEB Oro sin tiempo material para una posible reanudación.
Llegaba el momento de tomar decisiones y el 15 de abril se mantuvo una reunion telemática entre FEB y Clubes LEB Oro para resolver el futuro de la competición que sería la primera de una serie de reuniones donde definir como se resolverían los ascensos.
La segunda reunión sirvió para abrir una batalla entre los clubes que querían dar por terminada la liga y los que querían apurar las opciones de que se pudiese finalizar en la cancha. Valladolid y Gipuzkoa reclamaban su derecho al ascenso mientras que otros clubes como Breogán o Coruña querían apurar opciones.
MAYO 2020:
Tuvimos que esperar al mes de mayo para que la FEB marcara una hoja de ruta para resolver la LEB Oro. En dicha hoja de ruta se daba por finalizada la liga regular y se plasmaba la posibilidad de realizar una fase de ascenso a final de junio, pero dependiendo de las condiciones y circunstancias sanitarias a finales de mayo.
La posibilidad de que hubiera una Fase de Ascenso era realmente remota y se enmarcaba en una estrategia para mantener a la ACB su derecho a que hubieran dos ascensos, que serían Valladolid y Gipuzkoa.
El 25 de mayo fue la fecha en la que la FEB determinaba que no se iba a disputar fase de ascenso y que Valladolid y Gipuzkoa serían los equipos con derecho a ascender a ACB.
JUNIO 2020:
Con el confinamiento dejado atrás y con la desescalada avanzando en el país empezaban a salir las primeras noticias de cara a la próxima temporada. Coruña anunciaba la renovación de su entrenador Sergio García. Carles Marco sonaba para Girona... Empezaban las noticias de actualidad de rumores, fichajes y renovación. Volvía el baloncesto, mientras todavía se estaba pendiente de si Gipuzkoa y Valladolid podrían ser ACB.
JULIO 2020:
A comienzo de julio se conocía el sistema de competición para la temporada 2020-21. Contemplaba 18 equipos a la espera de lo que sucediera con los ascensos de Valladolid y Gipuzkoa y se definía el sistema de dos grupos, así como las cláusulas COVID.
El Mercado de fichajes avanzaba a diferente ritmo. Había clubes con el proyecto bien definido y otros que todavía estaban pendientes de saber los recursos de los que podrían disponer en un año tan complicado.
El 17 de julio se completaba el plazo de inscripciones nos dejaba la triste noticia de que Marín Peixegalego no hacía efectiva su inscripción y se estaba pendiente también de lo que sucedería con los ascensos de Valladolid y Gipuzkoa.
Valladolid se bajaba del carro del ascenso la última semana de julio mientras que Gipuzkoa puso toda la carne en el asador para forzar su ascenso.
AGOSTO 2020:
El mes comenzaba con el mercado de fichajes en plena ebullición y con un Gipuzkoa que finalmente fue admitido en la ACB, lo que habría otra batalla para saber si se iban a mantener los dos ascensos o no.
No fue hasta el 27 de agosto cuando se conoció el acuerdo ACB-FEB que confirmaba que solo iba a haber un ascenso y que a cambio la ACB daría apoyo económico que serviría para que los clubes pudieran hacer frente a los gastos derivados de COVID y de TV.
SEPTIEMBRE 2020:
Los primeros equipos comenzaban sus entrenamientos de pretemporada y se conocía también el calendario de la competición.
Apenas unos días después se conocía que el Coviran Granada tenía el primer caso positivo y se hacía evidente la necesidad de contar con un protocolo para saber cómo actuar en estas situaciones.
A mediados de mes se conocía el protocolo emanado desde el CSD para los casos COVID.
La pretemporada de los clubes iba avanzando y se disputaban los primeros partidos a puerta cerrada.
OCTUBRE 2020:
Se acercaba el comienzo de la competición y se iban definiendo detalles de la misma. Los partidos se iban a poder ver todos a través de la plataforma de LaLigaSports y por emisoras locales o autonómicas.
El 16 de octubre arrancaba la competición en la que era habitual que algún partido tuviera que ser aplazado por positivos. Se estableció un protocolo por el que todos los jugadores pasaban tests de antígenos 72 horas antes de los partidos. También se definieron los plazos de aislamiento en caso de positivos.
Los partidos se disputaban a puerta cerrada en su mayoría o con una cantidad de aforo limitado.
NOVIEMBRE 2020-MARZO 2021
La competición se pudo ir desarrollando con un ritmo aceptable. El grupo A pudo terminar su competición dentro del plazo. Sin embargo, el grupo B tuvo más problemas en el tramo final de la primera fase. Almansa sufrió un brote importante que le obligó a tener un calendario comprimido y Força Lleida ha sido el más perjudicado por el momento en el que le ha tocado sufrir un brote que ha condicionado totalmente su competitividad para entrar a la fase de ascenso.
RESUMEN FINAL
La LEB Oro ha conseguido subsistir en este escenario de guerra que vivimos pero las consecuencias de la precariedad se pueden pagar la próxima temporada si no hay una mejoría general del escenario de cara a la siguiente campaña.
Los clubes han visto mermados sus ingresos por ticketing y abonos, además de la pérdida de muchos patrocinios e ingresos vinculados a los días de partido. Los gastos derivados de la inversión necesaria en implementar todos los protocolos COVID y las limitaciones para desarrollar actividades en baloncesto de base y demás también ha dejado al límite la supervivencia de los proyectos.
Queda la esperanza del un paulatino regreso del público a las gradas en el tramo final de esta temporada que pueda ayudar a que el impacto de la segunda fase y de los Playoff sea mayor y genere unas mejores expectativas para una próxima campaña que sí que va a ser la que nos haga ver si el baloncesto LEB Oro ha sobrevivido o no a la pandemia.
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